Un museo arqueológico al aire libre

Jordi Pascual Terra de Castros

El reto de musealizar una excavación arqueológica es tener que adaptarse a la realidad del paraje sin poner obstáculos que dificulten ver bien los restos que son motivo de la visita. Leve Projects recibió el encargo de musealizar un castro, un pueblo prerromano fortificado habitual en Galicia, y ponerlo en relación con el resto de castros que no se musealizarían pero que representan una red que cuenta la vida social de aquel momento.

Los castros están ubicados en zonas escarpadas que permitían proteger a la población. Con una arquitectura que tiende al círculo, juegan con accesos estrechos y complicados. A la vez que la estructura de los castros era compleja, su ubicación hace que la musealización no solo sirva para recuperar la historia intramuros sino también para entender su interrelación con el entorno y con otros castros que se pueden ver en montes cercanos.

Para poder relacionar los castros entre sí, se preparó un panel informativo para el centro de interpretación del yacimiento a musealizar sobre el que, en forma de diagrama, se indicaban los servicios aparcamiento, aseos… y los elementos de musealización centro de interpretación, señalizaciones…, de tal modo que se priorizaban las intervenciones en función de la visitabilidad. Con otros mapas acompañados de informaciones adyacentes sobre patrimonio, fiestas, naturaleza y ecología, se marcaba la red de castros.

En cuanto a la musealización de lo que se consideró el castro principal, el Monte do Castro, se optó por mantener la entrada originaria para acceder. Esto implicaba hacer una vuelta al montículo desde el aparcamiento. Por ello, el recorrido entre el acceso y el aparcamiento incluye algunos elementos previos de contemplación del paisaje, pero también de interacción con elementos que animan a tocar las piedras del muro o a escuchar el entorno natural.

 

Una vez se ha accedido al castro, es importante entender que aquello, más que un museo, es un yacimiento. Por ello, toda la información se sitúa pegada al suelo. Cuando hace referencia a los objetos encontrados, se juega con el negativo a tamaño real y en blanco y negro justo en el lugar donde se hizo el hallazgo, lo que permite hacerse una idea de los usos de cada uno de los espacios de la fortificación. Se juega, también, con tierras de diferentes colores para diferenciar los espacios.

 

Como el paso de los años ha hecho que los muros hayan quedado derribados y solo quede la parte baja, se ha decidido ubicar una malla metálica que simula piedras en lugares estratégicos para dar la sensación de altura de la muralla que rodeaba el poblado. Este recurso es especialmente importante en la puerta de acceso ya que, tras acceder por el camino hasta la parte alta del montículo, se llega a la antigua entrada, un pasillo estrecho rodeado de muros elevados que no tenía continuidad dentro del castro ya que enseguida se topaba con el muro de la primera edificación interior.

 

La malla metálica de aquel lugar permite hacer una reconstrucción que no afecta a los restos originales del nivel de protección de la fortificación. Además, el visitante hace exactamente el mismo recorrido que hacían los antiguos pobladores, lo que da un sentido vivencial a la visita. Asimismo, en el interior del castro se facilitan lugares donde detenerse para poder contemplar el paisaje, que también explica de qué vivían las personas que habitaban la fortificación por la interrelación con la naturaleza, los campos de cultivo y otros poblados.