Arquitectura de cabecera: atención primaria a la ciudadanía

Jordi Pascual Arquitectos de cabecera

Estar arraigados en un barrio y no renunciar a la proximidad supone que la ciudadanía se acerque al gabinete de arquitectura a preguntar por sus pequeñas preocupaciones y descubrir qué puede hacer un arquitecto ante sus necesidades. El espacio de trabajo se convierte, entonces, en un ir y venir de gente con dudas que pueden acabar suponiendo un nuevo encargo o sólo una consulta puntual. En cualquier caso, esta proximidad con el pueblo es necesaria para volver a situar la arquitectura en su sitio, en la atención y resolución de los problemas de la ciudadanía.

 

Es de esta constatación y tras haber desarrollado proyectos de estudio y aplicación de la participación ciudadana, que acaban llevando hacia una transformación de la relación entre la ciudadanía y el mundo profesional de la arquitectura, de donde nace la voluntad formalizar la atención directa. Como si de un médico se tratara, la arquitectura de cabecera es la rama desarrollada por Leve con la voluntad de concretar estas atenciones más allá de la espontaneidad con que ya se producen.

 

La acción pasa, por lo tanto, por un primer contacto, la recogida de la información básica de las dudas de la persona interesada. De aquí se puede ver hasta qué punto se puede resolver la duda directa o derivarlo a algún otro profesional que pueda dar respuesta ya que las recepciones son diversas: desde saber qué se hace en Leve hasta dudas sobre burocracia y tramitaciones pasando por ideas básicas que pueden derivar en la elaboración de un proyecto.

 

En caso de ser la última opción, es importante no entender el proceso como un todo uniforme, es decir, no se trata de recoger unas ideas básicas y desarrollar todo el recorrido hasta tener las obras hechas a modo de llaves en mano. Al contrario, el debate durante el proceso es esencial porque permite adaptar la actuación a las dudas que van surgiendo durante el proceso y, por lo tanto, conseguir un resultado final más preciso a las propuestas de la persona interesada.

 

Asimismo, esta forma de trabajo también supone romper el proceso de elaboración de un proyecto hasta la dirección de obras para poder dejar a medio camino. Es decir, una atención de los arquitectos de cabecera no necesariamente debe terminar con una dirección de obras, sino que se puede quedar en la fase de recogida de propuestas o de debate con una especie de anteproyecto o proyecto ejecutivo pero sin iniciar la actuación.