Duerme en el accidente que provoca / Sobre las numerosas y contradictorias experiencias del hogar

Leve Projects

Daniel Cid, Eva Serrats i Francesc Pla exponen Sense Llar a Duerme en el accidente que provoca
Inauguración en el Santa Mònica: 15.09.2022 a les 19h

 

Las numerosas y a menudo contradictorias experiencias que provocan las nociones de hogar laten bajo una gruesa capa de asunciones, imposiciones, inercias y familiarizaciones. ¿Qué ocurre cuando estas latencias de vivencias dispares se agitan, se exponen y se cruzan provocando accidentes, señalando violencias y abriendo posibilidades?

 

Intervención: Sense Llar
Impedir el paso a un porche con unas puertas, poner pinchos en el suelo o instalar bancos individuales… ¿Son estas las soluciones para dirimir el sinhogarismo? En realidad, se trata de unos elementos de control ambivalentes que no lo castigan pero lo excluyen. En definitiva, sugieren que no se es bienvenido. Estas barreras, además de desplazar físicamente el problema, lo invisibilizan. Se trata de una idealización de la ciudad, de una “estatización” del espacio público que niega el conflicto. Un conflicto que por más que insistamos al rehusar, continuará existiendo. Seguramente la negación sea un acto de autoprotección, ver alguien durmiendo en la calle pone en evidencia nuestra fragilidad y la fragilidad del sistema en el que vivimos. Hay que activar visiones ignoradas, ampliar las definiciones superficiales del sinhogarismo e incluirlo legítimamente en la ciudad. Romper prejuicios y entender que el sinhogarismo “cronificado” acaba rompiendo los vínculos de la persona que, no viviendo en ninguna parte, ya no tiene ninguna parte donde ir. No está en la calle porque quiera, sino porque no tiene donde vivir, una puerta de casa que traspasar, entrar y salir cuando quiera. Ni se lo merece ni se lo ha buscado. Las causas del sinhogarismo son estructurales. La identidad sinhogarista se constituye a partir de lo que le falta, una vivienda. Una experiencia desubicada que siempre sucede en lo abierto, en una transición continua de apropiación y reapropiación de la calle. Y cuando en este aparecen barreras que lo impiden, directamente se criminaliza a la persona, se incrementa su estrés y ansiedad, se vulneran derechos, se dificulta el día a día. Proponemos un extrañamiento, sacar las puertas de su percepción automatizada y llevárnoslas. Hacer visible esta invisibilización de la que hablábamos y a la vez, en una exposición sobre el hogar, hacer evidente que habitar se constituye en los tránsitos que van de la cama a la calle. Traspasando los umbrales que hay entre los espacios íntimos, privados, colectivos y públicos. Entramos a casa porque antes hemos salido.