Una parcela en dos niveles planos que a su vez, están cuatro metros por encima de la calle, garantizando una condición panorámica definitiva. Además, la rampa de acceso al garaje existente, que se mantendrá como acceso, está construida siguiendo la pendiente del terreno natural del lado bosque hasta el final de la primera plataforma. Nos deja en medio de la parcela, desde donde se hace muy fácil distribuir y empezar los recorridos interiores.

Sólo ha sido necesario reconocer estas condiciones previas, asociarlas al movimiento del sol, para ir distribuyendo en planta y sección lo que va de lo más íntimo a lo más abierto. Así, arriba y detrás (levante) se duerme. Y abajo y enfrente, se hace la vida en común abierta a los jardines y la huerta (poniente).

Pero existe una decisión estratégica, la habitación disociada, que convierte la planta de arriba, en un ámbito donde los gradientes de la intimidad se expanden. La clave en la que una vivienda toma conciencia de la importancia de la gestión de diferentes convincentes. Existen unas estancias completas, abiertas a un espacio exterior propio, destinadas a dormitorio, y unas estancias separadas, distribuidas en torno a un espacio central que quiere ser un umbráculo, que permiten una programación libre. Estas estancias están abiertas en balcón sobre el jardín común y las vistas y cada uno de sus gestores puede programarlas como le convenga y decidir abrirlas e incorporarlas al umbráculo según el momento.

La escalera interior ayuda a distribuir el espacio de la cocina y comedor de la planta de abajo, acentuando el vínculo con el huerto y cocina exterior en un caso y con la acogida, el otro. Las dos escaleras exteriores, a su vez, permiten ampliar recorridos y salir directamente al bosque.