El trabajo colectivo

Jordi Pascual Pis Zero d’Arrels Fundació

El trabajo individual permite no depender de otras personas, cumplir o incumplir plazos en base a los compromisos y capacidades de uno mismo. Pero el trabajo colectivo bien preparado, a pesar de la dificultad de coordinación, permite encontrar perfiles profesionales específicos para resolver necesidades concretas que aparecen en el transcurso de cualquier proyecto. Una persona o un equipo cerrado difícilmente puede dominar todos los escollos que surgen cuando se prepara una actuación.

 

El trabajo en red ha sido clave para que el Piso Cero, un dormitorio para personas sin techo y al mismo tiempo aula de formación durante el día impulsado por la Fundación Arrels, se haya convertido en una realidad. Leve Projects se ha hecho cargo del proyecto y, en la práctica, ha terminado haciendo una gran tarea de coordinación para encontrar las mejores respuestas a las necesidades concretas de los usuarios del piso. Después de conocer qué necesitaban las personas sin techo que prefieren seguir en la calle antes de ir a un albergue con normas estrictas, había que ajustarse a sus preocupaciones garantizando un espacio en el que se desarrollara correctamente una tarea social desde el voluntariado.

 

Para permitir el doble uso con una limpieza intermedia, se consultó al experto en materiales Xavier Ferrés; en la organización de la obra participó Javier Meliz, de IHP-Group; en la climatización, AIA Salazar Navarro Arquitectura; en las instalaciones, TDI Enginyers; y en la iluminación, Jordi Ballesta y ANOCHE Iluminación Arquitectónica. De esta forma se han conseguido materiales higiénicos y cálidos, un espacio que se refleja en la calle para invitar a los sin techo a entrar, un tubo de tela que al mismo tiempo funciona de ventilación e iluminación, y un aula con posibilidad de hacer proyecciones, con lechos apilables que se convierten en mesas para garantizar una doble funcionalidad de forma rápida y sencilla.

 

En forma de ayuda al voluntariado, todos los colaboradores –personas y empresas– han hecho aportaciones profesionales o de material que han permitido definir el espacio. De esta manera, el Piso Cero resulta un collage de aportaciones diversas que ha quedado unificado y remachado siguiendo las recomendaciones de expertos en cada materia. Esta manera de funcionar es coherente, además, con la finalidad del proyecto, la ayuda colectiva a personas que han sido víctimas de un sistema socioeconómico que engrandece las desigualdades. Los colaboradores, no solo en forma de responsabilidad social corporativa, acaban haciendo un retorno para intentar revertir la situación o, como mínimo, ofrecer parches para que la vulnerabilidad no alcance sus cotas más extremas.

 

Desde una perspectiva de organización del trabajo, esta forma de funcionar es compleja. Probablemente es más sencillo no depender de otras personas, pero la coordinación ha permitido completar un proyecto que ya da sus frutos. Con aportaciones múltiples, se ha conseguido que un colectivo que no quería salir de la calle acepte tener un techo de noche, mientras de día el apartamento acoge sesiones informativas sin tan siquiera revelar que la noche anterior unas diez personas pernoctaban allí mismo.