Decidir colectivamente la movilidad de un barrio

Jordi Pascual Plataforma La Floresta Habla

 

En 2013, el barrio de La Floresta de Sant Cugat del Vallès recibió una buena noticia a través de su consejo de distrito: el Área Metropolitana de Barcelona (AMB) había hecho un análisis para establecer unos criterios para una posible futura pavimentación o urbanización. En la misma sesión, el gobierno sancugatense presentó un Plan Antipolvo y Antifango que pretendía pavimentar el barrio y que se topó con una amplia oposición vecinal porque no se seguían los criterios marcados por el análisis previo. Algunos vecinos querían que llegara el asfalto, mientras otros preferían que las calles vecinales que todavía eran de tierra lo siguieran siendo.

 

 

El colectivo La Floresta Habla, al margen de las instituciones, organizó un debate y varias jornadas de trabajo para llegar a un punto de encuentro entre los vecinos. Se decidió que se pavimentaría, pero siguiendo criterios de movilidad y sostenibilidad ya que la mayoría de calles a desarrollar limitaban con el Parque de Collserola, arroyos, caminos y senderos, y terminaban en callejones sin salida. Las calles afectadas estaban alejadas del sistema viario principal, que sí estaba pavimentado. Todo ello con un plan que solo preveía poner asfalto, pero no urbanizar.

 

 

Desde una perspectiva de activismo de barrio, Leve Projects ayudó en la definición de este proyecto simplificando la información básica que se tenía con el análisis hecho por la AMB para hacerla comprensible para los vecinos. En base a los nuevos planos que marcaban elementos básicos como los límites entre la zona construida y el bosque y las calles que terminan en callejón sin salida, entre otros, los vecinos pudieron decir la suya hasta definir un catálogo de casuísticas a tener en cuenta.

 

 

De las sesiones surgió la propuesta de combinar capas de asfalto impermeable y elementos permeables para que el agua de la lluvia pudiera filtrar, hacer plataformas únicas asimétricas entre las casas de las calles y tener en cuenta el uso como calle urbana, pero en el centro del parque. Una serie de propuestas vecinales que se recogieron en un documento que priorizaba las actuaciones. Posteriormente, el consistorio tomó el proyecto básico y, al sacarlo a concurso público, eliminó algunos de los elementos surgidos de la participación, como el diálogo con Collserola.

 

 

Aun así, la experiencia es muy positiva ya que se hacía partícipes a los vecinos del barrio de una actuación que condicionaría su cotidianidad desde el momento en que se aplicara. Se demostró que con un acompañamiento de personas entendidas los vecinos diversos de un barrio pueden entender, plantear alternativas e incidir en la definición urbanística y de movilidad de su entorno. El gran valor, principalmente, de todo el proceso fue encontrar un punto de encuentro entre personas que tenían posiciones tan contrapuestas como querer pavimentar y dejar las calles de tierra.

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